martes, 28 de julio de 2009

HACIA UNA VIDA URBANA



Los antecedentes de la vida urbana se pueden rastrear 10,000 años atrás, y tal vez todavía antes. Se inició cuando los grupos humanos nómadas se hicieron territoriales, alrededor de recursos alimenticios, agua y sitios protegidos. Esos asentamientos semi permanentes disparan cambios sociales urbanos y éstos, a su vez, modifican la visión de la naturaleza y la relación con el hombre.

La humanidad vive en ciudades desde hace mas de 6,000 años, en ese tiempo han ocurrido cambios sociales tan grandes y el desarrollo del conocimiento del mundo ha sido tan asombroso, que hoy nuestra noción de civilización y cultura está estrechamente ligada a la idea de ciudad. De hecho, las palabras civilización y ciudad tienen la misma raíz latina, y urbanidad es sinónimo de buena educación.

Los habitantes del mundo han decidido vivir en ciudades, tres de cada cuatro personas han nacido o se han trasladado desde el campo hacia las urbes. Este cambio de vida del campo a la ciudad es uno de los hechos más
trascedentes de la historia del hombre, de la evolución de la sociedad y de la relación del hombre con la naturaleza.

Cuando la población humana se hace sedentaria, las ciudades establecen control y dominio sobre el territorio que las rodea y las actividades productivas que se llevan a cabo. Las primeras ciudades eran de carácter agrario y ganadero, dedicadas al cultivo de plantas alimenticias y a la cría de ganado para alimentación y fuerza de trabajo.

Más tarde surgirían las ciudades de carácter administrativo y político, en el centro de grandes imperios cuyo dominio e influencia eran remotas y, por último, aparecen las ciudades industriales, centros de procesamiento y transformación de recursos naturales y materias primas.

El crecimiento de la población humana ha sido enorme durante los últimos cinco siglos y gracias a que se ha refugiado principalmente en las ciudades, han quedado extensas áreas naturales y semi naturales que pueden ser dedicadas a la producción de materias primas y recursos naturales, a la conservación de la diversidad biológica y al mantenimiento de los servicios ambientales que prestan los ecosistemas.

Si la población actual se distribuyera homogéneamente sobre el planeta no quedarían áreas naturales y solo muy pequeñas extensiones para la producción de alimentos y materias primas.

Fragmento del Texto: paisajes en evolución de Sergio Guevara (corresponsal en México. Instituto de Ecología, A.C. MÉXICO.)

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